Pero a veces, cuando lleva demasiado tiempo lloviendo, es necesario salir fuera de nosotros mismos durante un instante y sentir esa lluvia helada, poniéndonos la carne de gallina, cerrando herméticamente cada uno de nuestros poros. Redimiendo nuestros pecados.
Para poder sentirnos vivos, hacer acopio de fuerzas, y retomar al camino.
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*Hay momentos en la vida en los que la necesidad de escribir se vuelve dolorosa. En los que quisiéramos vaciarnos y dejar salir muchas cosas que llevamos dentro y que nos pesan demasiado. Sin embargo las palabras nos rehuyen una y otra vez, como en una suerte de macabro escondite, condenándonos al silencio. Y no hay más que inmensos espacios en blanco, llenos de significado. Y es cuando nos refugiamos en nuestra música, aunque en ocasiones también estemos demasiado cansados para ello.
Porque, aunque no nos guste, debemos asimilar que existen días para sentarse a ver como llueve.
Y nada más.
"No se puede encontrar la Paz evitando la Vida." (V. Woolf)
Cuánta verdad!! Resulta cómico pensar, que yo intento caminar en días de lluvia, cuando sé que me voy a empapar de lluvia, cuando creo que todavía no estoy lo suficientemente preparada... y aquí estoy, chapoteando en cada charco, recordando lo viva que estoy a pesar de lo mucho que llueva!
ResponderEliminarCon la música... ay! la música... ahí ya me siento más perdida...
Bonitas palabras para un día nublado y gris. Gracias cien mil veces por todo el cariño!