A veces las buenas noticias nos provocan una punzada de terror, de pánico, de tristeza, o de miedo... y no porque sean malas noticias, que no lo son, sino porque no encajan en la idea de la realidad que tan pacientemente habíamos construído en nuestra mente.
En esos momentos sólo nos queda ser valientes, asumir que existe una gran diferencia entre nuestras necesidades reales y nuestros deseos, y ser lo suficientemente maduros como para entender cuales son realmente importantes.
Porque muchas veces, lo necesario o lo correcto, no es lo que más nos gusta.
Nos gusta ver la Vida como una novela bien escrita, en la que nada queda al azar, pero todo sigue su curso al margen de nuestros planes o deseos, y una de las lecciones más importantes para triunfar en la Vida que nos ha tocado vivir, es el saber adaptarnos y mantenernos al lado de nuestros seres queridos, apoyando sus sueños, aplaudiendo sus logros, compartiendo sus miedos... Viviendo sus vidas a nuestro lado.
Así es como alcanzaremos ese tan ansiado final feliz, y sólo así podremos apreciar y agradecer los sacrificios que aquellos que más nos quieren están dispuestos a hacer por nosotros.
Escribo esto desde la etapa del váter. Sentada creo que es u buen lugar para pensar. Me gusta comentar cuando estoy inspirada a la par que cansada porque la ideas fluyen más innatamente.
ResponderEliminarY hoy solo quiero escribirte que a veces la mejor forma de alcanzar un final es adaptándonos pero sin estar cerca de los nuestros, para que así todo corra...Oye, es una idea.