Cuando has elegido un camino determinado, renunciando a la comodidad de muchos otros como respuesta a una vocación; cuando has vencido miedos terribles una y otra vez, cuando, a base de puro esfuerzo, porque nadie te ha regalado nada, has llegado a lugares a los que jamás habías creído poder aspirar, no puedes permitir que las circunstancias te hagan olvidar todos tus logros.
A fuerza de sufrirlo en carne propia cada vez entiendo mejor lo absurdo del sistema imperante. Todo debe suceder deprisa, debes mostrar unos resultados apropiados, pero sobre todo debes hacerlo rápido, o de lo contrario resulta que eres menos válido, que estás menos capacitado.
Mentira.
Este es el funcionamiento de un sistema de corta y pega, que pretende hacernos creer que todos somos iguales cuando la realidad es muy diferente. Cada vez creo más en la individualidad de la persona, en sus capacidades, en sus circunstancias y en la importancia de permitirle desarrollarse a su propio ritmo. Porque estoy harto de sentir una serie de frustraciones de las que no soy culpable, porque el factor tiempo es una cuestión muy relativa en el desarrollo y aprendizaje de cada persona.
Nadie puede decirnos como debemos sentir o entender ciertas cosas, a veces la motivación y las ganas funcionan a destiempo o simplemente desaparecen bajo la presión de una serie de fechas absurdas.
Por eso, lo más importante es construir nuestras propias verdades. Y si no encajamos en el sistema que se nos impone... No significa que seamos menos capaces, ni peores que el resto, porque la realidad es que nuestro desarrollo y nuestras circunstancias han sido diferentes, únicas.
Y sin embargo, estamos aquí. Lejos de nuestra familia y de nuestros amigos, fuera de nuestra zona de confort, para intentar seguir transitando este camino que, para bien o para mal, nos ha convertido en lo que somos a día de hoy.
Otra realidad aprendida trata sobre la "profundidad" de lo que hacemos. ¿Cuántas veces se nos ha dicho que debemos ser "profundos" porque tenemos que expresar muchas cosas? Es otra gran mentira. No podemos forzar un sentimiento y, en ciertas ocasiones, después de un "parto" creativo, tras culminar un proceso de trabajo prolongado en el tiempo, nos sentimos vacíos, como si hubiéramos perdido una parte de nosotros mismos. Entonces, la única cura posible es un tiempo de silencio, más o menos prolongado, que nos permita reconstruirnos por dentro.
Porque así ha sucedido todo en nuestras vidas. A través de una transformación constante que nos enfrenta continuamente a una búsqueda de verdades que, en ocasiones, no conseguimos encontrar.
Y entonces mantenemos la esperanza de que el tiempo, finalmente, lo pondrá todo en su lugar.